Submitted by jorge on Wed, 20/09/2017 - 06:05
Nos parece preocupante, muy preocupante, que entre 2008 y 2015 solo se haya condenado a 49 acosadores sexuales en el ámbito del trabajo de un total de 2.484 denunciados que, de seguro, será un número mucho mayor de casos que por temor al despido o a la represalia dentro de la empresa no han sido denunciados.
Pero sacar adelante un caso de acoso sexual laboral, en especial, si es provocado por un superior jerárquico, es tarea harto difícil por los siguientes motivos:
• La víctima puede perder el empleo, ver rebajado su puesto de trabajo o el sueldo.
• Puede quedar apestada y señalada dentro de la empresa por sus propios compañeros por motivos varios, entre otros, no ser creíble su versión de los hechos, no interesar al resto imputar al “Jefe”, provocar alteraciones dentro del día a día laboral, etc.
• Las pruebas, a no ser que el acoso quede por escrito o bien sea ratificado por un testigo, son difíciles de sustentar.
• No es agradable asistir como testigo y/o víctima en un juicio por motivos sexuales y poder aparecer ante otras personas o ante los medios como una agredida sexual.
• Una demanda, un proceso y una posible condena se alargan en el tiempo.
• Los costes que derivan de demandar y mantener dicho sumario vivo es costoso.
• Son escasos los casos favorables a la víctima y menos, los que terminan con una condena de prisión.
• Raras veces son resarcidas las víctimas, ya sea a nivel económico o de reconocimiento a su situación.
• Todo este proceso puede dañar las relaciones familiares y personales de la víctima.
Como verán, estos y otros muchos motivos provocan la estampida de posibles víctimas de acoso sexual laboral de los Juzgados, lo que deja el campo abierto a que los vampiros sexuales dentro del ámbito laboral, ya sean compañeros o jefes, campen a sus anchas y sigan chupando la sangre de sus víctimas.
Total, si nadie los va a denunciar ni pisarán una prisión aunque los denuncien.
