Aunque la noticia, desde nuestro punto de vista, tan solo cuenta con la denuncia como eje noticiable, contiene un trasfondo tan aberrante, que no nos hemos podido sustraer a traerla a nuestra post.

Muchos hemos vivido en carne propia los castigos en la enseñanza de la segunda parte del siglo pasado: reglazos en las manos, algunas bofetadas, expulsiones de clase, pero siempre respetando la jerarquía del profesorado, y que decir, de la familiar.

No se podía responder, ni reclamar, y menos, insultar al maestro; nuestros padres jamás lo hubieran consentido. No es que fuera el sistema idóneo, ni mucho menos, pero de ahí a lo que tenemos que ver en la actualidad hay un gran trecho, inmenso.

En pocos decenios las tornas han cambiado, no solo cambiado, sino se han degenerado.

Y para constatar esta afirmación, nos remitimos a las noticias de hoy, donde un maestro “castiga” a un alumno cara a la pared por una vulgar pelea de patio, castigo denunciado por los padres como trato vejatorio, incriminando al centro escolar y enviando al niño a recibir atención psicológica.

¿Estamos todos locos o qué le está ocurriendo a nuestra sociedad para que unos padres actúen de esta manera tan insólita?