Submitted by jorge on Mon, 02/09/2019 - 06:43
Habitualmente, las noticias relacionadas con agresiones dentro de prisión se refieren a los internos, ya que como hemos comentado en otras ocasiones, ellos copan el 92% de las reclusiones en prisión mientras las mujeres solo el 8%.
El caso es que en esta ocasión la agresora fue una interna del Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre, Málaga, centro mixto del cual, en los últimos tiempos al igual que en otras cárceles de la comunidad de Andalucía, salen a relucir más problemas de los debidos, más agresiones, más suicidios y más muertes que en las prisiones del resto del territorio nacional.
Una interna que amenazó en varias ocasiones con suicidarse es trasladada del módulo donde residía a la enfermería del centro, donde el facultativo aprecia un brote psicótico y un gran nerviosismo en esa paciente (no se detalla si por motivos de la ingesta de drogas, pastillas o por su propio estado), motivo por el cual le aplican una sujeción mecánica.
A la hora de la comida y aparentemente más tranquila, se le afloja la sujeción, momento en que ella solicita a la funcionaria ser devuelta al módulo, a lo que la funcionaria responde que solo se realizará el traslado una vez lo dictamine el médico.
En ese momento la interna agrede repetidas veces con patadas y puñetazos a la funcionaria hasta que es reducida por otros funcionarios que acuden a la reyerta.
Este no es un caso aislado y se produce tanto en hombres como en mujeres recluidos, ya que tal como han revelado los estudios realizados sobre enfermedades mentales, desde que se eliminaron los Hospitales Psiquiátricos y solo se dejaron dos en el ámbito penitenciario, el 35% aproximado de los internos de nuestras cárceles padecen algún trastorno psíquico de mayor o menor gravedad. Y el tener a estos enfermos albergados en patios penitenciarios sin las terapias adecuadas, agudizan el problema y tensan la situación ya de por si tensa existente en dichos patios.
Pero la Administración mira hacia otro lado y la casa sin barrer: los enfermos mentales internos en las prisiones o se encuentran deambulando por los patios o encerrados en enfermería, con lo que ello supone por la capacidad limitada de estos módulos.
Y qué decir de los dos Hospitales Psiquiátricos Penitenciarios de Sevilla y Alicante: a rebosar.
