Submitted by jorge on Thu, 15/12/2016 - 06:48
El que siga aseverando que todos somos iguales y contamos con los mismos derechos, peca de inocencia por no decir de candidez.
Siempre han existido las diferencias de clases, de pueblos, de razas…, hasta el comunismo demostró que la igualdad era inviable: va en nuestros genes.
De las primeras medidas que se tomaron para contener la inmigración desmedida -que en ese caso era más invasión que entrada de inmigrantes- fue la de construir la Gran Muralla China, una fortificación de casi 22.000 kilómetros, con el fin de impedir los ataque mongoles y de otros nómadas al Imperio Chino.
Después fueron los romanos los que las construyeron alrededor de sus ciudades para contener a los Bárbaros del Norte.
Y así, una nación tras otra, fueron dejando su impronta defensiva a través del tiempo y con el fin de preservar sus imperios, reinos y civilizaciones de la contaminación externa.
En nuestra época contemporánea, los nazis crearon muros de hormigón y alambradas alrededor de los guetos y de los campos de concentración para mantener controlados a los judíos en su interior; después fueron éstos los que fabricaron otro gran muro para impedir el paso y el “ataque” de los palestinos al territorio de Israel.
No olvidemos la creación del muro de Berlín erigido tras la Segunda Guerra Mundial “en aras de no perder” la población de Berlín y resto de Alemania del Este en favor de Occidente.
También nosotros tenemos nuestras vallas de Ceuta y Melilla para que los subsaharianos no nos “lleguen” a raudales y dupliquen la población de España. Si las saltan o entran de cualquier otra manera, acaban con sus huesos en los CIES.
Y ahora, se está terminando de construir un gran muro de hormigón y alambrada en el puerto de Calais, en Francia, para aislar a los vecinos de la zona y a las Islas Británicas -por si los inmigrantes cruzan el canal de la Mancha a nado, en tren o en barquito-, de todos los “desechos humanos” que llegan de los países devastados por las guerras de la región de Oriente Medio.
En fin, que todos somos iguales pero en todas partes surgen murallas, muros, vallas y barreras para impedir la contaminación de las razas del primer mundo desde la Antigüedad hasta nuestros días.
