Submitted by jorge on Tue, 30/07/2019 - 06:43
Bajo el auspicio de Instituciones Penitenciarias y, más concretamente, de su secretario, Ángel Luis Ortiz, esta Administración está ultimando un protocolo al estilo del que se llevó a cabo en la “vía Nanclares” entre los presos de ETA y sus víctimas, a fin de que se realicen “encuentros restaurativos” donde se reconcilien y expongan pareceres entre víctimas y agresores que cumplen su condena, exceptuando los que tengan delitos de Violencia de Género y Sexuales.
En el borrador del programa que se está desarrollando, I.I.P.P. propone los siguientes pasos:
1º paso; realizar en los Centros Penitenciarios una prospección entre los internos abiertos a llevar a cabo este tipo de encuentros restaurativos con las víctimas. Una vez estos internos dan su consentimiento para ello, contactar con el Órgano Judicial que ejecutó la sentencia para que se plantee a la victima esa misma propuesta y, en caso de que dicha víctima estuviera dispuesta a mantener ese encuentro, que pasarán sus datos de contacto a la prisión donde se ubica al agresor y se fuera a realizar el proyecto.
2º paso; si después de este primer avance, víctima y agresor siguieran con la idea de mantener el encuentro, cada uno por separado se encontraría un par de veces con un mediador que les explicaría la base de dicha toma de contacto a fin de aclarar todas las dudas.
3º paso; si el plan siguiera adelante, I.I.P.P. contactaría con Ongs para que colaboraran en el programa y, junto a los mediadores, organizaran la primera reunión -quizás también una segunda-, en el Centro Penitenciario o en el CIS donde se encontrara el agresor, dependiendo si este todavía estuviera en régimen cerrado o semilibertad. En ellas, la víctima expondría ante su agresor su sentimiento y sensaciones una vez perpetrado el delito; asimismo, el agresor, podría reconocer su error y, porque no, pedir perdón por ello. No obstante, a la víctima no se le pedirá que perdone, aunque en ocasiones, este perdón aflora en ella de forma espontánea.
I.I.P.P. da la opción de paralizar el programa a requerimiento de cualquiera de las dos partes y este proceso no conllevará una reducción de la pena para el condenado; sí podrá influir ante la Junta de Tratamiento a la hora de la progresión de grado o los permisos, al igual que ocurre con los internos que realicen las labores de Destinos: no reciben nada a cambio (salvo en algunos casos sueldos pírricos), pero se les “ve con otros ojos” a la hora de aplicar los beneficios penitenciarios.
Nos parece un programa muy interesante y necesario, confeccionado y dirigido por un secretario de I.I.P.P. por el cual apostamos desde el día de su elección, y que creemos, no equivocarnos.
https://elpais.com/politica/2019/07/25/actualidad/1564067550_517863.html