Una vez designado el módulo al que has de entrar, te conducen a él con las pertenencias que hayas traído junto a los artículos de limpieza, ropa de cama y a veces el mismo colchón que te dan en ingresos.
Ya estás dentro. Ya estás en el módulo, en la verdadera cárcel. Si entras en horario de patio, dejas tus bártulos en una esquina junto a la garita de los funcionarios. No te quedes ahí pasmado. Sal al patio a caminar, con ánimo, que los demás crean que ya has pisado patio con anterioridad. Tienes que hacerte respetar desde el principio. Sí te pertrechas alrededor de la cabina de los funcionarios, sabrán que eres un primerizo y te tratarán en consecuencia; no por ello ha de pasarte nada. O también pueden pensar que eres un violador y buscas refugio.
Si te envían a un módulo suave (primerizos, condenados con permisos, violadores, destinos -internos que tienen un trabajo-) no te preocupes en exceso. Ninguno de los internos de estas características desea meterse en líos, por lo que no te molestarán. Pero si por la saturación del centro o porque el equipo técnico así lo estime oportuno te destinan a un módulo duro (preventivos reincidentes, condenados con largas penas, F.I.E.S. internos de características especiales) la cosa cambia (consulta apartado F.I.E.S.) Debes manejarte como un hombre, es decir, ir por tu camino, no provocar a nadie, no desafiar con la mirada, ni ir de listo. En estos módulos no te pasarán una. O te comportas o te pondrán rápido en tu sitio. Ten en cuenta que en módulos de estas características algunos tienen poco que perder, ya sea por ser unos ruinas (internos con condenas muy largas), por estar contagiados del bicho (VIH-SIDA) o por ser unos reboleras que pasan de los partes (sanción por algún comportamiento irregular) y de las llamadas de atención de los funcionarios. Aunque también, según la Ley Penitenciaria, los preventivos deben estar separados de los condenados en módulos diferentes. Esto no siempre se cumple, es más, casi en ningún Centro se establece esta Ley debido a la saturación de los mismos. Así que ya sabéis, que en la mayoría de los casos compartiréis patio con tipos más avezados que vosotros, en lo que a vida penitenciaria se refiere.