Uno de los motivos de discordia más usuales es el del telefonito de las narices. Hay un solo aparato, dos en algunos casos, por módulo y 130 mendas con necesidad de hablar. Hoy en día tienes derecho a 8 llamadas de cinco minutos por semana. El sistema está informatizado y sólo podrás llamar a los números autorizados previamente (un máximo de 10 números; a los F.I.E.S. solo les autorizan los números de la familia y del abogado).
El problema radica en las colas, en pedir la vez, en que algunos se cuelan, en que otros intercambian el puesto por una invitación, en fin, que después reclamas y ya está montada la marimorena. Así se producen la mayoría de las peleas. Has de ser cauto y mantenerte alerta en las colas. Algunos, los más listos, consiguen entrar teléfonos móviles en la cárcel (en el vis-vis con los familiares, a través de algún que otro funcionario por una no tan módica suma de dinero, etc.), aunque esto se desaconseje, ya que si te pillan (hacen rastreos de ondas cada x tiempo, otro compi que se entera y se chiva, etc.) te meten un parte, te llevan al chopano (módulo de aislamiento) y te pueden llegar a juzgar, dependiendo de la gravedad que consideren que conlleva.