A medida que crece la sofisticación de los medios utilizados por las Agencias Secretas Gubernamentales y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de los Estados para atajar el crimen organizado, mayor imaginación y tecnología pone en funcionamiento la delincuencia planetaria: siempre van un paso por delante de los Gobiernos.
Parece que en esta ocasión la tecnología da la ventaja a estos últimos. El desarrollo de un nuevo programa de detección y reconocimiento de voz, y que dio sus primeros pasos en 1992, ha revolucionado los procesos judiciales, prueba que con anterioridad y por falta de exactitud no se aceptaba en un juicio. Ahora, este sistema biométrico de software llamado Batwox cuenta con tal fiabilidad, que los exámenes de voz realizados a los diversos imputados en un sumario son utilizados por la Fiscalía como otra prueba más.
De los últimos en caer por bocazas es el exministro de Hacienda francés, Jérôme Cahuzac.
Si hubiera visto con detenimiento la película el Padrino, no hubiera dejado mensajes telefónicos inadecuados, de ahí, que la Gran Mafia Internacional vuelva a los usos y costumbres de la arcaica Mafia Italiana: las órdenes susurradas al oído.
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