Submitted by jorge on Fri, 17/07/2020 - 06:26
Pertenecía a una familia pudiente del barrio madrileño de Argüelles. Acudió a un colegio de pago y se movía en un ambiente social nada desdeñable.
Pero en su juventud se aficionó a las drogas, a las duras y se perdió por el camino.
A fin de encontrar de nuevo su camino, comenzó la búsqueda de una luz al final del oscuro túnel, y la encontró en el Islam.
Emprendió una nueva vida alternando en los círculos musulmanes de Madrid y cuando se convenció de que esa doctrina era su tabla de salvación, viajó a Indonesia a curtirse con los yihadistas de pro; acudió a las escuelas de entrenamiento yihadista.
Con posterioridad, regresó a Madrid y alquiló un piso en el barrio de Lavapiés a fin de estar más cerca de sus compañeros de rezo y algo más. Parece ser, por lo que se apreciaba en su primer sumario, que parte de los yihadistas que atentaron en el 11-S de las torres gemelas, incluido Mohamed Atta, el posible cabecilla de esa facción yihadista, antes de viajar a Nueva York se hospedaron en su casa de Madrid, paso que quedó registrado y que posterior al atentado y a las investigaciones que se realizaron fue una de las pruebas de cargo para imputarlo como el único español involucrado en el atentado del 11-S.
A raíz de ello fue detenido, juzgado y condenado en España por pertenencia o integración en Organización Terrorista y Tenencia Ilícita de Armas a 9 años y medio de prisión y, entre otras, residió en la de Herrera de la Mancha en la época en que se cometió el atentado del 11-M, y que de alguna manera lo salpicó, ya que desde ese día y año lo mantuvieron durante un tiempo encerrado en módulos de Aislamiento y diversas cárceles.
Cuando en 2011 salió de prisión, retomó los contactos con su “hermanos musulmanes” y comenzó de nuevo a hacer, primero, un proselitismo suave para, a partir de 2016, incrementar su actividad de manera radical en las Redes: “se introdujo en una actividad frenética de publicaciones, la gran mayoría de ellas encuadradas dentro de las labores encomendadas a las células individuales encaminadas a la atracción e instrucción de posibles nuevos afiliados de la causa yihadista violenta", afirmaba el Tribunal.
Se convirtió en un “soldado virtual de la Yihad”, abriendo un Blog donde contaba con 113.569 seguidores y páginas y perfiles en Blogspot, Google+, Facebook, Twitter y Youtube, incitando a sus acólitos a luchar en la Guerra Santa, hasta que en octubre de 2017 fue detenido de nuevo por un delito de Participación en Organización Terrorista con la agravante de Reincidencia.
Fue juzgado en 2018 por la Audiencia Nacional y condenado a 8 años de cárcel por este delito y, ahora, el Tribunal Supremo ratifica el fallo de la Audiencia Nacional en respuesta a un Recurso de Casación presentado por Yusuf Galán.
Yusuf era buen chico y buen hijo en su infancia; después, perdió el rumbo, también la bondad.
Ahora reincide en su delito y reincide, de nuevo, en pagar una Condena.