Lunes, 26 de septiembre

Llevamos un tiempo escuchando, que va a salir una nueva ley o reforma, por la cual, supuestamente dicen, que si no hay cambios en los casos con preso preventivo en el plazo de un año, éste saldrá de la cárcel hasta la fecha del juicio. 

Otro rumor que circula por el talego es el que apunta, que por cada año de prisión que se le impute a una persona, se le rebajarían tres meses de la condena correspondiente. 

La peña está de los nervios, y yo entre ellos. Santos, uno de los gallegos, dice que está hasta los cojones de escuchar bulos en el talego. Comenta que cuando murió el papa, todos esperaban una amnistía general que nunca llegó; lo mismo ocurrió cuando se casó el príncipe: no dieron ná de ná. 

Pero también es verdad, que a principios del 2010, sigue contándome Santos, se comenzó a hablar de la rebaja de penas para los narcos y otros delitos, y a final del año pasado entró en vigor la reforma del código penal. Así que en ciertas ocasiones funciona la rumorología, aunque en la mayoría de los casos se queda en eso, en puros chismes de patio.

Pero para qué nos vamos a engañar. Si dieran la libertad bajo fianza a los preventivos con un año de prisión, a mí me pondrían en casa en cinco meses: firmaría ya, joder que si firmaría. Así que en los momentos de flaqueza, me hago pajas mentales pensando en que esa norma o lo que coño sea, entrará en vigor. Con eso consigo evadirme durante unos minutos de este cubo que es el patio, desde donde solo se ve el cielo y el hormigón, y los alambres de los muros.

Este fin de semana no se ha acercado nadie a comunicar. Mi pobre madre estará con el velatorio de la abuela y preparando el funeral.

Hoy me llama la trabajadora social. Me comenta que aún no tiene autorizado el permiso extraordinario, pero que en caso de salir, tendría que hacerlo con escolta policial y esposado. Le contesto que se olvide, que de esas maneras no salgo ni de coña.