Viernes, 21 de octubre

Ayer pedí el televisor por demandadero. No soy muy dado a la caja boba, pero puesto a aburrirme en mi soledad, si acaso leyendo algún libraco, prefiero la tele para cuando echen un buen partido de fútbol o una película de acción a nada. Y por el momento permanezco solo, no sé por cuanto tiempo.

Con el rollito de mi destino estoy consiguiendo que los jinchos no me encalomen a ningún novato que entre en el módulo. Los que contamos con un destino… digamos, chachi, tenemos el apoyo y visto bueno de los funcionarios, y si nos pueden dejar solos por un tiempo en el chabolo lo hacen. Competimos por esa soledad con los FIES y los etarras, aunque estos son los que se llevan el gato al agua; se llene el módulo o no, nunca les duplican sus celdas, a no ser que ellos soliciten lo contrario. El resto, bueno, hay un escalafón para acceder a ese estado de santidad; en general, quien cuenta con peculio y medios prefiere prescindir de un compi de chabolo.

Otros mendas no quieren vivir en soledad ni de coñas, especialmente los indigentes, los machacas, los travestidos, etc. Siempre necesitan de un compañero para conseguir una dosis, un truja, un café, protección o sexo. 

Nos hemos enterado que al Edu lo han enviado a un módulo de ruinas y talegueros de pro. 

-Como no ande fino, lo van a hostiar o a pinchar. Ya puede dejar de tocar los cojones, porque lo van a llevar más derecho que una vela –nos comenta Santos soltando una risa.

El director ha tenido que ceder, a pesar de la amistad que mantiene con el padre de Eduardito, porque algunos funcionarios estaban hasta los güevos del niño, y ante todo, el jefe quiere tener a la plantilla contenta. O lo enviaban de cunda a tomar por culo, o cedía y lo colocaban en un módulo jodido; optó por lo segundo. Será por una temporadita corta, le dijo al padre del ínclito, ante las quejas del nene de lo que se le viene encima.