Lunes, 25 de abril

Ahora me pispo. Por fin comprendo lo que significa pasar unas fiestas entalegado. Y para joder más la marrana, con un tiempo de mierda; no ha parado de llover. Además, el vis del miércoles con Pati me dejó jodido. Encima, sin follar. Lo primero de lo que se pisparon los compis cuando llegué al patio fue de mi cuello. No entendía nada.

-Joder, compi, ¿no has mojado con la parienta? –preguntó un pipa.

-¡Y a ti qué cojones te importa! -le respondí.

-Como no te veo el chupón en el cuello…

Ahí me percaté que lo del moratón en el cuello era señal inequívoca de triunfo. Y yo no lo tenía, por lo que se olían que no había mojado, como así fue en realidad. Lo deseaba, la deseaba. Pero después de los abrazos vinieron los besos, y después las caricias, y más tarde el mirarnos, y comentar, y hablar, y seguir hablando, y así, durante hora y treinta y cinco minutos. 

Eso sí, cuando esa noche me tumbe en la litera, tuve una erección elucubrando sobre lo que hubiera hecho con la Pati si…, y me la casqué, y me corrí. Menos mal que guardaba algo de papel higiénico en el catre, sino…, menudo cante con el Edu; está siempre al loro.

Joder, se me olvidaba. Pillaron a la novia de mi compi con el chochófono metido en el fondo del chichi. La tía llegó toda garbosa al vis íntimo, pero cuando pasó por el arco comenzó a pitar. Le fueron quitando todo. Qué si las llaves, nada; qué sí el cinturón, nada; qué si los aros del sujetatetas, nada; así que la fueron empelotando poco a poco hasta que la dejaron en pelota picada en un cuarto. Entonces le pasaron la raqueta por el cuerpo, y lo pìllaron. Se lo sacó tirando del plastiquillo de la bolsa. Le han prohibido la entrada for ever en el talego, y a Edu, le han colocado un parte que te cagas. Y si se ha librado de ir al chopano ha sido gracias a su papi, que habló con el dire y parece que todo va a quedar en una sanción. Así que el menda está quieto parado, sin rechistar. Y el banquero, que se ha enterado de todo, menuda mala folla carga encima.