Submitted by jorge on Tue, 26/04/2011 - 08:39
Martes, 26 de abril
Miro el papelucho de la segunda comunicación. El jueves a las 10 de la mañana he de estar listo y arreglado para recibir a mi parienta y a mi madre; quizás también aparezca el viejo, aunque lo dudo. Parece ser que esta encabronado conmigo. A mi peque, bueno…, no me queda otra que hablar con él casi a diario por teléfono. La madre no lo trae y me he de conformar con un, ¿cómo estás, mi amor?, ¿qué tal el cole?, y tus amigos, ¿tienes muchos?, ¿comes bien? Y otra serie de preguntas que en un minuto, a los sumo dos, he de soltar al pobre niño que apenas balbucea las respuestas y siempre termina con las mismas dudas:
-¿Y ande tás, papi?
A lo cual respondo, invariablemente.
-En el hospital, mi amor.
-¿Y cándo venes? –vuelve a preguntar a diario, siempre y cuando su madre le agarra el teléfono para evitar mi respuesta indefinida y para reprocharme:
-Ves, ¿ahora qué le cuentas al niño?, ¿ves en la que nos has metido?
Y con esto y otras palabras en un tono de recriminación ascendente, se corta la puta llamada, y así, hasta el día siguiente.
El Edu está jodido. Trata de disimularlo con su aparente chulería y sobradez, pero yo, que lo observo en silencio en el chabolo, sé que anda machacado; también llora, aunque vaya de machote. Él no poder disfrutar de ningún vis a vis más con su churri lo tiene puteado. Por otro lado, me han comentado en el patio, que ha tratado de acercarse al banquero a fin de hacer las paces, pero que éste ha pasado de él como de la mierda y no le ha dirigido la palabra.
Imagino que le pedirá a papá que hable con la mujer de Marqués, a la que sus papis conocen de los vis a vis, para arreglar la situación. Vaya marrón carga el padre con el cabrón del niño: primero, ha de calmar al dire para solucionar los vis y el parte; después, al banquero. Joder, lo tiene crudo.