Martes, 24 de mayo

Ya he confirmado las fechas de los vis a vis: el jueves, uno, el lunes, el otro. Estoy inquieto, comienzo a despertarme de madrugada y las erecciones nocturnas vuelven a fluir. Aunque mucho me temo, que en el del lunes, el íntimo, me voy a quedar en dique seco. No veo a Patricia por la labor de pasar de algo más que de la pura conversación, y… Espero que acuda; nunca se sabe.

Hoy llega Edu eufórico al chabolo. Ha tenido un vis a vis con esa novieta rebuena que tiene; un vis a vis extraordinario que le ha colado el director por debajo de cuerda. No habrá tenido que mover hilos el padre para conseguirlo. 

Me ha contado con pelos y señales el encuentro de tercera dimensión que ha disfrutado. Que si se le lanzó nada más entrar en la celda, que le comió hasta la glotis, que la puso mirando a la Giralda, que le dio por delante y por detrás por igual, que se untaron de mermelada guarra de esa que se llevó el Edu del desayuno, que ella le comió el nabo untado de confitura de fresa, que si echó cinco sin sacarla… 

Me apabulla el muchacho con tanto detalle y descripción. Y para más inri, trae el cuello marcado con media docena de chupetones que no deja de observarse al espejo.

Cuando a la media hora continua con su historia erótica, le digo que se calle de una puta vez. Uno no llega a casa del hambriento con un faisán a la cazuela, ¡cabrón! Llevo más de dos meses sin catar, y este hijo de la gran puta no hace más que meterme el dedo en el culo. Hombre, para ser sinceros y salvo en alguna ocasión que me he excitado, he estado bastante apático desde que me encuentro en este hoyo. El  deseo apenas sale a relucir, a no ser que piense en Pat, la vea o tenga un vis con ella, pero claro, cuando está de buenas, sino, se me encoge como una puta lombriz.

Espero a que el Edu se calme para tumbarme y meditar. Preveo que mi compañero adquirirá de nuevo los hábitos de antaño; miedo me da, ya que es insoportable, sobrado y prepotente.