Submitted by jorge on Mon, 25/07/2011 - 08:27
Lunes, 25 de julio
Ya está bien instalado el síndrome veraniego. Hasta en las comunicaciones del fin de semana he podido observar como la ristra de familiares has disminuido; viene la mitad, por lo que imagino, que en agosto, la cuarta parte. Y no te digo del temita de los funcionarios, la junta de tratamiento y los picapleitos; están todos a medio gas. Apenas llegan comunicaciones, ni abogados -el mío, para despedirse y pasarme por la face que se piraba todo agosto a la playita; valiente hijo de puta-, y que decir, de los de la junta… no se les ve el pelo.
Este finde apareció, como era de esperar, mi señora madre y… Patricia, mi mujer. Cuando la vi, la sorpresa me pilló desprevenido, aunque de inmediato me percaté que no era grata. Apareció con cara de perro, bueno, de perra, la muy cabrona, ya que cuando mi madre la miraba, esbozaba una suave sonrisa semejante a la de Santa Teresa en esa escultura de un tal Ber…, bueno, no recuerdo el nombre, donde la santa parece que estuviera iluminada por Dios o por quien sabe qué. Tiene a la vieja totalmente abducida, pero a mi no me la da con queso. Cómo ha cambiado la muy zorra desde que recibió la pasta. Y yo, a pesar de todo, sigo encoñado hasta el tuétano por sus huesos; ese es el motivo de mi cabreo con ella. No paro de pensar en lo que estará haciendo, con quien andará, y cuando llamo y no puedo hablar con ella por encontrarse ausente, los celos me corroen, me comen a dentelladas. De ahí que la insulte, que la repudie sin conseguirlo, que trate de buscar algo en la mirada de otra mujer, aunque mi corazón está con ella y con mi hijo.
Para rematar el desaguisado, los cursos de todo tipo han echado el cierre; todos han terminado, y hasta mediados de septiembre, nasti de plasti. Así, que de actividades en estos dos meses, a verlas venir, y de deportes, que quieres que te cuen, con esta solana, a ver que guapo se pone a jugar al futbol, al baloncesto o cualquier otra cosa. A veces se me va la pinza y pienso si me debiera colocar con las duras: el tiempo pasaría volando, y como dicen los ruinas: redimes colocaó.