Martes, 26 de julio

Hoy me he enterado, que ayer fue fiesta nacional. De ahí que me diera la depre porque todo estuviera paralizado: no llegaron cartas, ni comunicaciones escritas, ni ná de ná.

Esta mañana tampoco están mucho mejor las cosas. Hombre, un poco más de movimiento si se percibe, pero poco más. Pero lo que si me va a dar movimiento a mí, sí, a mí, es el poli. Hoy es día de polideportivo, y eso me anima el día.

Se ha apuntado más peña de lo habitual, y todos cargan con su pantaloneta o los bañadores tipo Tarzán en la mano. Hoy tengo el mío. Este finde hubo paquete y mi madre me trajo un par de ellos.

Estoy nervioso como en la época de colegial. Y mira que he ligado en mi vida, sobre todo en las discos, en la noche, que es lo mío. Y porque estoy casado, que sino…

Desde que soy relaciones públicas, todas la noches las chavalitas me tiran los trastos para que las deje entrar, para los pases VIP, para que las invite a una rayita de farlopa, un porro, o simplemente, porque les molo. En general me las quito de encima con el capote, pero cuando me entra alguna maciza con ganas de lío, aprovecho y le doy un buen meneo en la oficina del club: un polvo de gallo, o le meto mano hasta la glotis, y de paso, nos metemos una raya o fumamos un porro. A mí, particularmente, no me mola la farlopa, aunque si hay que meter por montar la fiesta, se esnifa y listo.

Hoy también les tocó poli a las niñas. Pero como en la primera ocasión, a los tíos nos desvían a las otras actividades, aunque me uno al grupo de mirones a través del quicio de la puerta. Quiero verla, verle el cuerpo a la tal Paula; me imagino, que al igual que yo, habrá otros tantos. Y así ocurre, que oigo comentarios entre el grupo, e imagino a quién se refieren: “mira esa sudaca, qué culo y qué tetas tiene la tía”, dice uno, “joder, pues la gitana del 13 está pá morder”, cuenta otro. Y así, consigo localizar con la mirada a Paula y observar lo que intuía: lo buena que está y lo cachondo que me pone. Hoy le escribo.