Submitted by jorge on Thu, 07/06/2018 - 06:43
Muchos países de África y del sur del continente asiático, permiten el matrimonio entre adultos y niños, en especial, cuando las niñas quedan embarazadas del adulto -en algunos de los casos violadas por dicho adulto-, y el problema se ha de solventar con uniones forzadas, para evitar esa mácula que salpica socialmente a la familia.
Pero no hay que viajar al “3º mundo” para encontrarnos con este grave problema, ya que según la Ong que lucha contra el matrimonio infantil, Unchained at Last (sin cadenas al fin), en los Estados Unidos, más de 13.000 niñas y jóvenes son forzadas a casarse legalmente cada año y a veces con sus violadores.
Pero si calculamos los matrimonios llevados a cabo en este siglo XXI en el que uno de los contrayentes es menor, más de 240.000 son los registrados -los que no se registran como tal pero se realizan no entran en esta estadística-, en el 87% son chicas o niñas de entre 12 y 17 años y, en algunos casos, aún de menor edad.
Dependiendo del Estado en donde se realice el matrimonio, las Leyes admiten una edad u otra, aunque en la mayoría la Ley acepta que se haga por debajo de los 18 años con excepciones, exceptuando el Estado de Delaware, que no admite de ninguna de la maneras una edad más temprana.
Y las excepciones que especifica el resto de Estados no son otras que las que producen el problema:
• Que cuenten con el permiso paterno.
• O una Autorización Judicial.
• O estar embarazada, aunque fuera por violación.
Esta última opción es la más criticable, ya que el hecho de que un adulto viole a una menor pueda terminar en matrimonio si los padres de ella, ya sea por conservadurismo, religiosidad o por el qué dirán, puedan dar su autorización para realizar esa unión y que se acepte, que dentro de la legalidad matrimonial la menor siga siendo violada pero ahora bajo el amparo de la Ley.
Es llamativo ver, que en la primera potencia occidental se subviertan las Leyes y lo que dichas Leyes prohíben, pueda ser moralmente admitido por los vericuetos legales existentes.
Como bien dice Fraidy Reiss, directora de Unchained at Last, ” muchas de estas situaciones son terroríficas, ya que el matrimonio infantil es muy dañino para las niñas, mina sus posibilidades educativas y económicas, e incrementa la posibilidad de que experimenten violencia".