Submitted by jorge on Fri, 24/03/2017 - 06:51
Se trata de una noticia sencilla, sin sangre, sin disparos, ni agresiones más allá de un comienzo de pelea, pero lo suficientemente positiva como para hacernos meditar sobre ella durante el fin de semana.
Dos jóvenes norteamericanos se peleaban mientras sus amigos y los curiosos que pasaban por la zona observaban y/o grababan la escena con sus móviles con el fin de colgar el vídeo de las “tortas” en las Redes Sociales.
En eso aparece un paisano que para la pelea, comienza a hablarles, a hacerles caer en la cuenta de lo insustancial del motivo por el que comenzó la pelea, de lo mucho que sus padres se avergonzarían si los vieran en esas lides, a la vez que echa en cara a los curiosos y a los amigos de los contendientes -camaritas de vídeo en mano- de su desvergüenza por admirar y provocar un hecho que carece de admiración y, tras una larga parrafada, logra que los muchachos hagan las paces y que los curiosos se abochornen de su propia actitud.
Un gesto que si se propagase –que lo ha hecho con más de 30.000.000 de reproducciones en la Red-, sería un ejemplo a seguir y daría las pautas para solucionar nuestros conflictos con los demás a través del diálogo y no de los puños.