Submitted by jorge on Tue, 27/04/2021 - 06:26
Hay ocasiones en que los seres humanos se desquician, y sí a eso le sumamos que algunos cargan aún con una educación machista que otros muchos ya han dejado atrás, se crea lo que denominamos metafóricamente la “tormenta perfecta”, tan en boga en los medios meteorológicos actuales, y que no es otra cosa que una reacción muy violenta hacía la pareja y que sí en el camino se cruzan los hijos, también pagan las consecuencias.
Es el caso que ocurrió el martes pasado en la carretera N-122 en Golmayo, Soria, donde un hombre agredió a su expareja, con la que iba en el coche junto al bebé de ambos, tras lo cual, abrió la puerta del vehículo en mitad de la carretera, sacó a la fuerza a la mujer y arrancó con el bebé de 6 meses hasta perderse de vista.
Alguien pudo observar la acción y llamó acto seguido a la Central Operativa de Servicios de la Comandancia de la Guardia Civil a denunciar el hecho, lo que encendió las alarmas y personó en el lugar a una patrulla que encontró a la madre del bebé abandonada, la cual fue trasladada al hospital más cercano mientras informaba de las características del vehículo y aportaba los datos de su expareja.
Tras poner la mujer la denuncia pertinente, los agentes llamaron por el móvil a la pareja que, después de varios intentos telefónicos para que se tranquilizara y entregara, acudió a la Comandancia de la Guardia Civil de Soria con el bebé y se entregó.
El detenido fue puesto a disposición judicial como presunto autor de un supuesto delito de Violencia de Género hacia su pareja, además de lo cual y dado que tenía con anterioridad una orden de Alejamiento, también se le imputa otro delito de Quebrantamiento de Condena.
Además de muy desesperado o desquiciado, este hombre parece desconocer, que estas actitudes agresivas y machistas ya no se pasan por alto como se hacía hace decenios y que el Maltrato se paga con cárcel, máxime, cuando existe un menor de por medio.
Quizás el error de la Justicia en estos casos, sea tan solo condenar al agresor a una pena privativa de Libertad, en lugar de sumar a ello, asistencia a cursos específicos contra estas actitudes, además de obligarles a realizar trabajos en Beneficio de la Comunidad en centros donde asistan mujeres maltratadas, a ver si se conciencian de una vez por todas de su mal y cambian de actitud.