Submitted by jorge on Fri, 11/08/2017 - 06:05
En un artículo aparecido ayer jueves 10 en el diario el País, se habla de las 19 prisiones más peligrosas de España en los últimos 5 años -de 2011 a 2016-, con estadísticas generales, número de agresiones, de muertes, años con más incidentes, etc.
No vamos a entrar a valorar estas estadísticas ni las cifras que aporta el periódico, pero dando por hecho que los centros en cuestión tengan algo que ver -los 5 centros penitenciarios con más incidentes son todos macrocárceles construidas a partir de 1990-, es el Régimen interno la base primordial para evitar situaciones de conflicto.
Esas 5 prisiones conflictivas, según el ranking del artículo, son por orden problemático, las siguientes:
1ª Estremera, Madrid VII
2ª Soto del Real, Madrid VI
3ª Zuera, Zaragoza
4ª Picassent, Valencia
5ª Sevilla II
Exceptuando Soto del Real y Picassent que se construyeron en los 90, aunque también son macrocárceles idénticas al resto, las otras 3 se pusieron en funcionamiento a partir del 2000, Estremera y Sevilla II en 2008.
¿Y qué quiere decir esto?
Pues sencillamente, que en las viejas prisiones como Alcalá-Meco (Madrid II), Herrera de la Mancha y otras, las garitas de los funcionarios de patio se encontraban ubicadas en el mismo módulo, abiertas, por lo que el contacto entre funcionarios y presos era constante, convivían en una “armonía forzada”, pero tan estrecha, que todos se conocían a la perfección y los funcionarios de patio estaban al tanto del más mínimo detalle y, así, podían anticiparse a las pequeñas catástrofes.
En las macrocárceles actuales, donde se ubican las 5 primeras en incidentes, la garita o pecera de funcionarios se encuentra enclavada entre dos módulos, hermética, enrejada, clausurada, y donde los internos han de gritar a través de una pequeña hendidura o intercomunicador para hablar con el funcionario, algunos de los cuales han de controlar ambos módulos a la vez; esto crea un distanciamiento y un desconocimiento funcionario-preso infranqueable.
Además de este importante punto, también está el del Régimen interno y el Tratamiento con los que cuenta cada prisión: las reuniones periódicas entre los componentes de la Junta de Tratamiento con los internos, las actividades propuestas, los cursos organizados, los programas, las salidas terapéuticas, la flexibilidad de la Junta a la hora de conceder Permisos Ordinarios y Extraordinarios, etc.
Déjennos de estadísticas y de prisiones peligrosas, y entren al fondo del asunto: el POR QUÉ de estas situaciones de tensión.
Con solo traspasar los portones de una prisión se percibe el funcionamiento y la peligrosidad de la misma:
Administración y Junta de Tratamiento inteligente y flexible, es sinónimo de escasa conflictividad y, por el contrario, Administración y Junta intransigente y poco garantista y la peligrosidad del centro se eleva a la máxima expresión.