Submitted by jorge on Fri, 17/01/2020 - 06:26
La pregunta no es inocente ni fuera de lugar, pero sí que nos sorprende que en pleno siglo XXI y en una prisión de Europa pueda organizarse un motín, sea pequeño o grande, dándose las opciones que hoy en día se dan en las prisiones españoles: Comunicaciones, Vis a Vis, teléfono, televisión, actividades, etc.
Pues parece ser que en una de las prisiones más modernas que existen en nuestro país, la de Estremera, el lunes se originó un intento de motín que finalmente pudo ser sofocado con ayuda de todos los funcionarios que se encontraban en la prisión, exceptuando los que estaban de guardia.
Según Instituciones Penitenciarias, “hubo una protesta de seis internos que se subsanó en 15 minutos, con un funcionario lesionado en una rodilla”.
Sin embargo, eso no fue lo que en realidad ocurrió, sino que un grupo de unos 30 internos liderados por 6 de ellos muy violentos, atrancaron la puerta de entrada al lugar y armándose de barras de pesas, pesas y equipos de gimnasio, además de todo el material del que se pudieron aprovisionar, la emprendieron a golpes con los 2 funcionarios que custodiaban el módulo y que carecían de equipo protección -en lugar de los 5 que deberían estar-, recibiendo uno un fuerte golpe en la espalda con una barra de pesas y, al otro, lesionándole la rodilla; ambos fueron enviados posteriormente al hospital con pronóstico reservado.
Tuvieron tiempo, no obstante, de pedir refuerzos, lo que provocó que otros 20 funcionarios de distintos módulos acudieran en su ayuda aunque no todos pudieron aprovisionarse de trajes “antitrauma”, escudos, cascos y defensa de goma, ya que no había suficientes en reserva.
Ante la batalla campal que se avecinaba, la mayoría de presos depuso su actitud, no así los 6 líderes de la revuelta que hicieron frente a los Funcionarios; 1 ½ horas después terminó la algarada con el envío de los “amotinados” al módulo de Aislamiento.
Lo que queda claro de esta revuelta, motincillo o como queramos llamarle, es que se palpa un nerviosismo latente entre la población reclusa, desconocemos los motivos que de seguro son varios y, por otro lado, que la Administración Penitenciaria no aporta una solución a la escasez de Funcionarios y, lo que todavía es peor, a la falta de personal sanitario (médicos y enfermeros) en las cárceles de España.
O I.I.P.P. toma cartas en el asunto de una vez por todas, con personal por un lado y estudiando la problemática que deben de aportar los reclusos por el otro, o esto terminará con mayores problemas de los ocurridos.