Submitted by jorge on Mon, 17/09/2012 - 08:39
Conde nunca se prisionalizó, nunca dejó de vivir en libertad, a pesar de las rejas. Mantuvo en prisión el mismo espíritu que en su vida en sociedad: soberbio, manipulador y líder, sin visos de caer en la rutina carcelaria.
Además, sus pasos por prisión no fueron lo suficientemente prolongados como para inocularle el virus de la prisionalización: un año de prisión por la condena de Agencia Trust y casi tres años por la del caso Banesto, distanciadas entre sí por tres años.
De ahí que el señor Conde haya podido adaptarse con semejante soltura a su nueva vida en libertad, tanto en el plano de escritor, como el de contertulio, y ahora, con su salto al ruedo político.
El personaje nos puede gustar o no, pero su preparación, inteligencia y disfraz camaleónico –esto último en referencia a su supuesta iluminación espiritual-, le confieren un plus a la hora de abrirse camino en una sociedad cerrada a la reinserción de los ex reclusos.
http://www.20minutos.es/noticia/1589030/0/mario-conde/candidato/presidencia-xunta/