Submitted by jorge on Mon, 23/10/2017 - 06:43
Las fugas de prisiones nos trasladan a narraciones románticas y novelescas de presos que en su día se fugaron de los penales más tétricos, con una base real –aunque algunos aseguran que irreal- como pudo ser la novela Papillón de Henri Charrière, o ficticia –aunque basada en otra historia real- como la Edmond Dantes, el Conde de Montecristo.
Y aunque en la España actual se dan pocos casos de fugas, dadas las posibilidades que aportan los Beneficios Penitenciarios -Comunicaciones, Permisos, 3º grado, Libertad Condicional-, aún se encuentran algunas noticias de fugas como la que protagonizó hace un par de semanas un interno de la prisión leonesa de Mansilla de las Mulas, que trato de escapar en el petate de un compañero sudamericano que salía en Libertad para ser extraditado a su país.
Pero el compi en cuestión salía con un equipaje excesivo de prisión, entre el que se encontraba un bulto voluminoso, motivo por el que los funcionarios repararon en él.
Lo movieron, dieron un par de patadas al petate y este cobró vida. Cuando lo abrieron, un interno de 27 años condenado por delitos comunes emergió de él como una crisálida, para acto seguido, volver a convertirse en gusano una vez lo trasladaron al módulo de Aislamiento.
Al portador del equipaje que aseguró desconocer como su compi se introdujo en su petate, se le bloqueó la Libertad y tuvo que volver al patio.
Una historia sorprendente corriendo los tiempos que corren, pero lo que si hay que alabar a este par de listos, es la imaginación de algunos para lograr sus fines.