Submitted by jorge on Thu, 20/12/2012 - 07:36
Parece mentira que los abogados, esos profesionales en cuyas manos descargamos el peso de nuestro futuro, ya sea de índole penal, económica, matrimonial y de otros aspectos de nuestra vida, se comporten como una manada de hienas a la hora de elegir a su candidato a nuevo decano de dicho colegio.
Es tal el poder político, judicial y económico que maneja el decano, que a poco hubo tortas, de esas que hacen daño, en las urnas.
Y todo, porque el equipo de una hambrienta de ese poder, la candidata Sonia Gumpert, cometió toda una serie de irregularidades y tropelías a fin de elevar al sillón del decanato a esta letrada.
Ofrecieron pagar el taxi para llegar a tiempo a la votación a los abogados indecisos, presionaron a los electores para que le dieran el voto, prometieron más de una prebenda, como la de nombrar a uno de los electores afines a ella y con escaso bagaje profesional al puesto de vicedecano.
Y para colmo, dos personajes del equipo de esta señora trataron de sustraer unos ordenadores de la mesa electoral, lo que impidieron por la fuerza otros abogados, y posteriormente la policía.
Después nos quejamos cuando vemos en los medios senadores de alguna república distante liarse a bofetadas en el hemiciclo.
¿Qué futuro nos espera a los ciudadanos de a pie, si caemos en manos de algunos de estos profesionales, como es el caso de esta candidata de pacotilla?
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/12/18/madrid/1355863280_029089.html