Submitted by jorge on Tue, 19/02/2019 - 06:43
La Iglesia Católica no da para más sustos.
A nivel internacional, los casos de Pederastia protagonizados por sacerdotes católicos no tienen fin y cada mañana nos desayunamos con uno o varios nuevos sucesos sobre casos denunciados o ya condenados.
Ahora, en la parroquia de Baguena y otros 10 municipios -nada menos- de la provincia de Teruel, ha aparecido el caso de un sacerdote borrachín, bueno, alcohólico hasta la médula, Luis Fernando Nieto Vilora de 29 años, que ha tenido que ser relevado de sus funciones eclesiásticas por el mismo Obispo de Teruel y Albarraccín, quien comunicó a los feligreses de los 10 municipios en los que este párroco daba misa, que éste último iba a ser sustituido por otro cura por tener que ingresar en prisión debido a haber sido detenido en 3 ocasiones durante 8 meses conduciendo su vehículo con una tasa de alcohol muy por encima de la permitida por Ley y haber sido condenado por una Juez a 6 meses de prisión y 20 días.
Y si entra en la prisión de Teruel, donde ya se encuentra, es debido a que en ese corto periodo de tiempo cometió 5 delitos, 3 por conducir bajo los efectos del alcohol y 2 por conducir sin el carnet que le habían retirado meses atrás.
El 1º suceso ocurrió en abril del 2018, cuando fue detenido por conducir borracho, por lo que fue multado y se le retiró el carnet, aunque 2 meses después, volvió a ser interceptado con un grado elevado de alcohol y sin el preceptivo carnet de conducir y, por último, unos meses más tarde, el cura golpeó su vehículo contra el guardarraíl, por lo que, además de la grúa, apareció la Guardia Civil, encontrándolo de nuevo borracho y, de nuevo, sin carnet.
Fue juzgado por ello y condenado a entrar en prisión por un delito reiterado de conducción con un grado elevado de alcohol y sin carnet, pero el curita en lugar de presentarse en la fecha indicada en la prisión de Teruel tal y como había estipulado la Juez, fue a dar misa a Burbagena, de cuyo oficio fue sacado por la Guardia Civil y llevado a dicha prisión.
Lo que decimos, por muy hombres del Señor que sean, los sacerdotes no salen de una y se meten en otra, y ya no nos encontramos en la Edad Media donde contaban con Patente de Corso, hacían de su capa un sayo y la mayoría mantenía una “sobrina” en la Parroquia que los cuidaba.
Ahora sí entran en prisión como cualquier hijo de vecino, aunque en los casos de Pederastia, aún hay mucha porquería por sacar a la luz y condenar.