Submitted by jorge on Tue, 01/06/2021 - 06:26
Hay delitos que no podemos tolerar y lo reiteramos en cada ocasión que aparece un caso y hemos de escribir sobre ello.
Y si nosotros no podemos aceptarlo como ciudadanos de a pie en Libertad, tampoco lo aceptan los Presos que, posterior a la comisión del delito, han de compartir patio y espacio con este tipo de delincuentes, de ahí que ocurran incidentes cuando uno de estos "enfermos" llega a un módulo con Presos comunes.
Hace un par de semanas, en una piscina municipal de Sevilla, un octogenario de 83 años abordó a un menor de 17 con Síndrome de Down en los vestuarios haciéndose pasar por amigo de la familia.
Cuando el menor se relajó por la supuesta buena intención del anciano, este comenzó a realizarle tocamientos en diversas partes del cuerpo, lo que provocó que el adolescente se bloqueara y no pudiera responder a la acción ni manifestar su malestar y repulsa.
Solo más tarde y cuando el agresor abandonó el lugar, el agredido pudo transmitir con dificultad al monitor de las instalaciones los hechos acaecidos, lo que provocó que esté avisara al padre del menor y, al mismo tiempo, a la Policía Nacional.
Tras una rápida investigación, los agentes localizaron al anciano y lo pusieron a disposición judicial, imputándole un delito de Abuso Sexual a Menores al que seguro se le añada el agravante de ser un Menor con una discapacidad psíquica.
Estos hechos nos provocan una gran repulsa y aunque los ciudadanos piensen que debido a la edad, 83 años, el agresor puede salir del impasse, el Juez de seguro lo enviará a prisión y lo condenará a una pena de cárcel, por muy anciano que sea, ya que este tipo de delitos de agresión Sexual, en especial, a Menores y, más especial aún, a Menores con una discapacidad psíquica, no quedan impunes y los agresores pagan por ello.
Lo que que le va a salvar de ser agredido en prisión es su edad.