Submitted by jorge on Tue, 11/02/2020 - 06:26
Nos es una broma lo que está sucediendo en algunas prisiones españolas.
Durante el mandato de Ramón Escobar Santiago como Alcalde de Segovia entre 1991 y 1999, se estableció la construcción de la nueva prisión de Segovia que se inauguró en el año 2000, cediendo el Consistorio la antigua prisión para el uso y disfrute de la ciudadanía como un centro innovador de Arte y Cultura.
El acuerdo al que llegó el Alcalde con Instituciones Penitenciarias se basaba en que este prisión se destinaría a centro rehabilitador y educativo, y donde el número de internos no llegaría a los 300 a fin de lograr un tratamiento individualizado para que los internos que cumplieran condena en dicho lugar pudieran acceder a los estudios o aprender oficios de una manera cómoda y sin las agresiones propias de la saturación que padecían otros centros penitenciarios.
Por ello, solo se enviaban a este lugar presos con un perfil y unas características delictivas definidas, dejando a los de 1º grado y delitos de mayor gravedad para otras prisiones.
Del proyecto inicial a la actualidad mucho han cambiado las cosas, hospedándose hoy por hoy un total de más de 480 presos con todo tipo de delitos a cuestas y confinados con diferentes grados de peligrosidad -hay algunos muy peligrosos-, así como la saturación a la que se ha llegado de un 140% sobre las bases establecidas en su día.
Por ello, no nos toma por sorpresa aunque si nos extraña, que este fin de semana pasado, entre las 13 horas del domingo y la mañana de ayer, lunes, hayan muerto en circunstancias aún no esclarecidas 3 internos de entre 25 y 38 años y de origen extranjero, situación que el Sindicato de Funcionarios de Prisiones de Segovia tilda de “motivos multifactoriales”.
Aunque entendemos el palabro, no llegamos a aclararnos con los motivos reales de su muerte ni el contexto de la misma, por lo que pensamos que I.I.P.P. debería realizar una investigación en toda regla, ya que los muertos en prisión desde finales del año 2019 hasta la actualidad aumentan de manera desproporcionada y, en la mayoría de las ocasiones, nada claras.