Submitted by jorge on Fri, 22/09/2017 - 06:05
Si existe un tipo de delincuente con el que no podamos comulgar ese es el DELINCUENTE SEXUAL, en todas sus variantes.
Pero si además de ello es violador y asesino, peor que peor y, al igual que nosotros, los presos residentes en las prisiones españolas no los pueden tolerar.
El caso es que Pedro Luis Gallego, alias, el Violador del Ascensor, condenado a 273 años de cárcel por los asesinatos en 1992 de Marta Obregón y Leticia Lebrato, además de decenas de violaciones, se ha tratado de quitar la vida en la prisión de Navalcarnero.
Para más inri, sí ya fue cobarde atacando y violando chicas y mujeres indefensas, más cobarde ha demostrado ser en su intento de suicidio: ingiriendo pastillitas.
Los presos que tratan de suicidarse o lo llevan a cabo, utilizan métodos más expeditos, aunque más dolorosos o crueles, como es cortarse la venas, colgarse de una sábana o involucrarse en una pelea con pinchos, y no tomando barbitúricos que adormecen al suicida y necesitan de un tiempo para acabar con su vida, situación que se ha dado en el caso del Violador del Ascensor, ya que fue encontrado inconsciente en su celda, tras lo cual, se le ingresó en la enfermería de centro y, con posterioridad, trasladado al Hospital Fundación de Alcorcón.
Es decir, se tomaría las pastillas durante la madrugada y en el primer recuento de las 8 de la mañana fue hallado, todavía con vida, en su celda.
Ahora se encuentra en estado grave en el hospital, aunque algunas de sus víctimas no llegaran al hospital porque con anterioridad las había violado y asesinado.
No nos extraña esta reacción en un individuo que lleva desde los 19 años violando y asesinando y, que entendía, que el tiempo que le podía quedar de vida útil la desperdiciaría en prisión, rodeado de compañeros que no solo no lo deseaban como compañero, sino que de seguro lo tenían amenazado de muerte.
Si logra recuperarse, no tendrá consuelo en la cárcel, de eso no tenemos la menor duda.