Submitted by jorge on Fri, 16/10/2015 - 06:24
Cuando nuestro actual Papa tomó las riendas de la Gran Iglesia Católica y comenzó a pedir disculpas y a dar tirones de orejas a los diferentes estamentos eclesiásticos por su mal comportamiento y los desmanes salidos a la luz en los últimos decenios, todos nos sorprendimos, prácticamente quedamos estupefactos.
Algo removía los cimientos de la anquilosada institución católica.
Pero unos años después y a la vista de toda la porquería relacionada con los ministros de la Iglesia que aparecen de continuo y por doquier, esas disculpas que sigue utilizando el Papa como moneda de cambio ya no son suficientes ni impactan en nadie.
El Pontífice, agotado por la información surgida en los últimos días referente a la homosexualidad declarada de un sacerdote polaco, las relaciones sexuales mantenidas por otros sacerdotes romanos con indigentes en un parque público, nuevos casos de pedofilia y consumo de estupefacientes por parte de otros clérigos, ha perdido fuelle y dejado vacío de contenido su mensaje y las disculpas que en la audiencia del miércoles en la Santa Sede Romana dio.
O toma medidas más drásticas o los fieles retomarán el camino del abandono de la práctica religiosa y sus creencias tal y como estaba ocurriendo con anterioridad a la llegada del papa Francisco.
Y un buen escarmiento sería permitir que los sacerdotes culpables de los delitos anteriormente mencionados fueran juzgados y condenados, en lugar de poner cortapisas como se está haciendo en la actualidad.