Submitted by jorge on Mon, 10/09/2018 - 06:45
Muchos estudiantes y jóvenes comparten piso en nuestras grandes ciudades, en ocasiones, con otros jóvenes, en otras, en casas de familias o residencias universitarias, ya que los elevados alquileres existentes no permiten otra salida.
La historia relativa a este caso transcurre en Murcia en 2015, cuando una joven alquila una habitación a un matrimonio.
En una noche de abril de 2015, cuando ésta regresa del trabajo, se encuentra al marido, su casero, bebiendo con unos amigos, por lo que permanece un rato con ellos charlando hasta que se retira a su habitación.
Por la mañana y después de que la mujer del casero sale a trabajar, éste llama a la puerta de la joven y entra en la habitación, momento en que le declara su intención de mantener relaciones sexuales con ella.
Ella, excusándose con ir al baño, trata de huir de la casa, pero se encuentra con la puerta de salida encerrojada, por lo regresa corriendo a su habitación y se encierra.
Él violenta la cerradura a golpes y penetra de nuevo en el cuarto, momento en que ella se ve acorralada por el casero que, cuchillo en mano, la agrede sexualmente.
Una vez consumado el acto, la deja marchar declarándole su amor, recibiendo la promesa de que ella no contaría nada.
La chica denunció el hecho de inmediato y al día siguiente el individuo fue detenido, entrando en prisión provisional por un mes.
Ahora, la sección 2ª de la Audiencia Provincial de Murcia, lo condena a 6 años de prisión, así como a una Libertad Vigilada posterior a su salida de prisión de 5 años y la prohibición de acercarse a la víctima, su domicilio, lugar que frecuenta o trabajo en una distancia mínima de 500 metros, y no comunicarse con ella por un tiempo de 7 años.
Y ahora nos preguntamos, ¿en que cabeza cabe, qué una mujer con la que convive por un tiempo y que, supuestamente, no le ha enviado señales claras de interés por él, pueda pretender en el hogar de este, mantener relaciones sexuales con él?
¿No prevé lo que pueda ocurrirle si ella lo rechaza y denuncia?
¿No tiene un mínimo respeto por el hogar en el que convive con su mujer?
No entendemos que estos agresores sexuales no mediten con anterioridad los actos que han de cometer y sus posibles consecuencias matrimoniales y penales.
Bravo por la sentencia.