Submitted by jorge on Fri, 01/02/2019 - 06:45
Hoy toca nuestro post de fin de semana y, que en esta ocasión y a pesar del tipo de delito, ha ocurrido aquí, en España, no en algún país asiático u en otro continente.
Habitualmente son los jóvenes quienes no desean estudiar, remolonean y acaban hincando los codos forzados por los padres que no paran de insistir para que terminen sus estudios de secundaria o la carrera universitaria.
Pero en el caso que nos atañe, los patrones se invierten y es el joven el que se encontraba estudiando y no deseaba dejarlo y, el padre, forzándolo a que abandonara dichos estudios con el fin de que se pusiera a trabajar.
Por ello, en noviembre de 2016 y cuando su hijo descansaba tumbado en la cama, el padre, Saliu B., oriundo de Guinea Bissau aunque residente en España desde hace 20 años, entró en la habitación, cerró con llave y se acercó a él, asestándole varias puñaladas en el abdomen.
El joven pudo incorporarse y acercarse a la puerta del dormitorio, pero al no poder abrirla, cayó al suelo indefenso e inconsciente.
Fue el mismo padre el que avisó a la Policía Nacional al ver desangrarse al hijo, tras lo cual y una vez se personaron los agentes y enviaron al muchacho en ambulancia a un centro hospitalario, detuvieron al padre y lo pusieron a disposición judicial acusado del delito de Homicidio en grado de tentativa con agravante por tratarse de un familiar.
Ahora la Fiscalía le pide 14 años de prisión y mantenerse alejado, cuando termine de cumplir la condena, a más de 500 metros de su hijo.
La verdad, la motivación que llevó a este hombre a cometer este apuñalamiento nos parece tan peregrina y demencial, máxime, cuando la víctima era su propio hijo, que a la hora de dictar sentencia y si estuviera en nuestras manos, seríamos implacables y aplicaríamos la máxima condena que una tentativa de Homicidio admitiera.
Además, nos podemos imaginar como lo tratarán todos los compis de patio que tienen hijos, la mayoría.