
La inmensa mayoría de los ciudadanos respeta el Confinamiento a la vez que las salidas condicionadas a ciertos horarios y otra serie de limitaciones.
Sin embargo, algunos tienen otras maneras de reaccionar al control y no aceptan de buena gana las condiciones impuestas: solucionan el problema a pedradas y palos, aunque estos se dirijan contra la Guardia Civil y la Policía Urbana.
Una patrulla de la Guardia Civil realizaba este lunes un control de movilidad en Poio, Pontevedra, cuando dieron el alto a un hombre que ya había sido multado en reiteradas ocasiones por saltarse el Confinamiento.
Cuando el interceptado iba a ser detenido por este hecho, un grupo de unas 20 personas comenzaron a apedrear el coche patrulla y agredir a los agentes con palos. En ese momento, acudió otro coche patrulla pero de la Policía Local de Poio, y cuyos agentes fueron igualmente agredidos por la banda de asalvajados, por lo que tuvieron que ser posteriormente hospitalizados por cortes, magulladuras y contusiones, permaneciendo aún en el hospital.
Llegaron refuerzos de la Policía Local y de la Guardia Civil para poner a salvo a los agentes heridos y poder detener a uno de los agresores, ya que el resto desapareció como habían venido, aunque se tramitan las diligencias correspondientes para localizarlos; los coches patrulla quedaron seriamente dañados.
A nosotros tampoco nos agrada este confinamiento, qué decir a la población reclusa que carece de contacto con el exterior salvo las llamadas telefónicas, pero hemos de controlar nuestros deseos sin agredir a los que controlan, por órdenes superiores, los movimientos de la ciudadanía en favor de la misma ciudadanía, de su salud y supervivencia.
O aprendemos a ser cívicos y sociales o el futuro de nuestra sociedad actual se vislumbrará bastante oscuro, como ya hemos podido observar, entre otras cosas, con el medio ambiente y su reacción a nuestra parálisis general.