Submitted by jorge on Fri, 09/11/2018 - 06:45
De nuevo llegamos al viernes y, porque no, volvemos a colgar una de esas noticias que aportan algo más que el tema del suceso en sí, también agrega una pequeña moraleja adornada de un tono jocoso.
En ciudad de México, un individuo de 35 años, Ramón M., subió a un autobús y, pistola en mano, comenzó a desvalijar a los pasajeros de sus pertenencias y dinero.
Hasta que llegó al asiento que ocupaba, sorpresivamente, su madre, que al contemplar a su vástago atracando y apuntándola con un arma, se levantó y la emprendió a zapatillazos con él.
El pobre desgraciado salió del autobús con la cabeza gacha acompañado de las risotadas y mofa general de los viajeros.
Acto seguido, la madre instó a los demás a denunciar el caso, ya que como aseveraba, “había criado a su hijo bajo un hogar cristiano que sigue el camino de Dios, y no para que fuera un delincuente”, tras lo cual, ella misma avisó a las autoridades para detener al atracador.
Ambos fueron trasladados a la comisaria donde la madre denunció el caso, regresando con posterioridad a su casa, el hijo a prisión.
Dejando de lado el barniz chistoso de la historia y entrando en la esencia de la misma, hay que ensalzar a esta madre que tuvo el coraje de denunciar a un hijo al que, seguramente adora, por sentar un precedente y predicar con el ejemplo hacia el mismo hijo y hacia los demás, en este caso, los pasajeros.
Una lección difícil, que no todos podríamos llevar a cabo y que nos da que pensar.
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