Submitted by jorge on Fri, 02/10/2015 - 06:29
El país más “democrático” del mundo, según la opinión de sus ciudadanos, los Estados Unidos, sigue con su sangría de penas de muerte.
En esta ocasión le ha tocado a una mujer, que ni siquiera era la autora material del crimen de su esposo, si la intelectual, la conspiradora del mismo.
Al asesino confeso, su amante, le condonaron la pena de muerte por cadena perpetua por echar a las fieras a su querida, madre de tres hijos y de 47 años de edad.
No la exculpamos por ser mujer ni mucho menos, pero quemar en la pira (un decir) a una persona por planear el asesinato de otra sin ejecutarlo personalmente, nos parece desde todo punto de vista, una acción inhumana e injusta.
Y como es habitual en estos casos, se trata uno de los estados sureños de esta nación el que lo lleva a cabo, Georgia, a pesar de las múltiples solicitudes de clemencia realizadas por sus propios hijos, el Papa y miles de ciudadanos que luchan contra esta lacra que es la Pena de Muerte.
Para eso está la cárcel y las diversas condenas en años y severidad, para hacer pagar los delitos, dado que ya no estamos en el oeste americano del siglo XIX, donde todo valía y cualquiera se permitía el lujo de apretar el gatillo.