Submitted by jorge on Mon, 14/09/2015 - 06:45
Medellín, segunda urbe en importancia de Colombia y considerada en el 2013 la ciudad más innovadora del mundo, fue hasta hace poco tiempo cuna de los grandes cárteles del narcotráfico, del sicariato y de la violencia.
Todo el que no tenía oficio ni beneficio, en especial, los jóvenes, se alistaban en las filas de los grandes capos del narcotráfico con ocupaciones tan variopintas como las de cocinero de laboratorio de droga, guachimán (guardaespaldas), sicario, secuestrador, fabricante de bombas, etc.
Un día sí y otro también, las bombas estallaban por doquier, la guerra entre cárteles y capos dejaban decenas de cadáveres en las calles y el secuestro o los ajustes de cuentas se contaban por cientos.
Esto se acabó en gran medida, aunque no la violencia, de la que aún queda la simiente y los muertos que, hoy por hoy, todavía se dan a menudo.
Pero lo que si cambió y cambia en Medellín es la manera de enfocar la vida, los problemas y el día a día, y gran parte de ese viraje hacia un horizonte nuevo se lo deben la ciudad y sus ciudadanos a la cultura.
Es la ciudad más innovadora de Latinoamérica y de parte del mundo, donde los proyectos artísticos nacen como setas, y debido a ello, los barrios, las calles y sus gentes se entregan en cuerpo y alma a esos nuevos planes culturales.
Barrios antes convertidos en verdaderos basureros, hoy han creado jardines y centros culturales, como el de Moravia; sus jóvenes, antes sicarios y bazuqueros, ahora trasmiten a través del Hip Hop y otras tendencias musicales sus inquietudes; grupos de vecinos han creado coros de canto como los Chaminade; otros jóvenes desarrollan diversas actividades escénicas de teatro y performances como son los Chicos del Siglo XX, y así, infinidad de actuaciones permanentes en el tiempo y que han lavado la cara a la ciudad de Medellín y a sus pobladores…
… y también a Colombia, magnifico país donde los haya.