Y así, derivando la conversación a lo personal, se mantienen charlando una media hora más, al cabo de la cuál, la colombiana le pide un par de días para pensárselo; ella lo llamará.
Esa tarde, Elisabeth María pone al tanto del encuentro con el abogado a su compi de economato; por la noche lo conversa con Cesárea, su compañera de chabolo. Debe dar una respuesta en unos días sobre un tema que puede cambiarle la vida, y para ello, ha de recabar toda la información y puntos de vista posibles. Cada cual le aporta su experiencia y forma de ver las cosas, y así, de conversación en conversación, se va formando una clara idea de lo que debe hacer. Solo le quedan dos personas por consultar: a su mamá y al Filetes.
Con su madre habla telefónicamente en dos ocasiones, con dos llamadas de cinco minutos cada una: la primera, para ponerla en antecedentes, que por otro lado ya le había comunicado el abogado, y la segunda, para dar por finiquitado el tema.
-Qui hubo mamita, ¿cómo siguen usted y los pelaitos –pregunta Elisabeth María, ya atacada por la escasez de tiempo.
-Bien, mijita, acá todos estamos la mar de bien. Pero, y usted, ¿cómo lleva toda esta vaina? –se escucha un tono de voz inquieto al otro lado de la línea.
-No se preocupe por mí, mami. Bueno, como no hay tiempo y este vergajo teléfono se corta, dígame, ¿qué ha pensado, señora?
Un breve silencio cruza el océano. Nueve mil kilómetros de incertidumbre vuelan a través de la aguas.
-Pues mire, mijita, usted sabe que yo siempre he ido derechita por la vida; así me ha ido. Pero ya, a mis años, no voy a cambiar. Mi consejo es que si a usted le gusta el doctor, que a mi me parece un señor serio, pues vaya con él a juicio. No me gustan las apañaderas y tampoco quiero tener a este John Jairo acá de enemigo. Usted sabe que acá estamos indefensos los peladitos y yo, y cuando usted regrese, no tendrá que ir escondida. Sabemos que este man es una mala persona; mire lo que le ha hecho a usted, pero el controla el barrio y puede hacer lo que le plazca con nosotros. Además, de cuando en cuando se pasa por acá y nos da un dinerito para ir tirando, dinerito que…