Esa tarde, sin dilación y nada más recoger papeles, Elisabeth María pide permiso para ir a enfermería. Ni la comida ni la consiguiente siesta reposan su malestar que rememora de épocas pasadas, sin acertar, sin embargo, a ubicar en lugar y tiempo. Se encamina por los pasillos exteriores de hormigón a la zona de enfermería. La suave brisa que sopla en esos momentos reaviva los colores que abandonaron hace horas sus mejillas. El ambiente fresco traspasa el delicado punto de su jersey. Un escalofrío recorre todo su cuerpo. ¿Qué vaina me pasa?, piensa mientras observa como los arbolillos de las zonas aledañas al camino han estirado su ramaje desde que llegara, ahora hace ya más de un año. No se había vuelto a fijar en ese detalle, absorbida como se encuentra en su día a día penitenciario, con sus pensamientos vagando en un camino de ida y vuelta a su hogar e hijos en Colombia, al juzgado que instruye su causa, al abogado, en fin, a todo lo relacionado con su momento actual. Desea que la juzguen cuanto antes, ya que de esta manera termina de cumplir el tiempo obligado antes de ser expulsada. No ve el momento de estrechar a los pelaos entre sus brazos, a su mamá, a su gente; probar de nuevo las arepas, el ajiaquito, el plátano, una buena changua, y por qué no, un par de aguardienticos para alegrar su existencia.
Aunque por otro lado está el Filetes, el man al cual está unida en esta etapa, sin papeles, ni alianzas, ni vergas; es su hombre, al que ama, el que le ayuda a sobreponerse en esta vida de encierro, el que la hace vibrar cuando la toca, cuando la besa, cuando la penetra, uyyyy, mejor cambio de pensamientos; me estoy mojando y ya llego a enfermería, termina de maquinar cuando timbra a la entrada del lugar.
Uno del destino de enfermería la hace pasar a un cuarto de espera. El que utilizan habitualmente para las internas lo están pintando, por lo que entra al único que se encuentra disponible. Otros tres manes esperan su turno. La miran de arriba abajo; no identifica el tipo de mirada. Quizás alguna de deseo, alguna otra de pura curiosidad y una más, de a ver que le saco a esta sudaca.