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DE LAS PAREJAS Y SUS RELACIONES EN PRISIÓN (180)

Submitted by jorge on Mon, 29/03/2010 - 08:20

A la mañana siguiente el Filetes se levanta con una claridad meridiana de lo que debe hacer. Después del desayuno se sienta en el comedor, toma una hoja arrugada que le pide al economatero, un boli que le agencia un menda de la mesa contigua y se pone a garabatear. Es zurdo. Agacha y ladea la cabeza mientras saca la lengua entre labios. Para él supone un esfuerzo escribir, él, hombre de acción y poco dado a las sutilezas del arte de la pluma.

Comienza con una introducción tierna, casi infantil. Expone de manera clara sus sentimientos hacia ella, disculpándose por su arrebato del vis-vis anterior, por otro lado comprensible dada su necesidad perentoria de sexo y amor. Se alegra, no obstante, que ella cediera en el último momento, demostración clara que ambos compartían idénticas carencias y sentimientos. Le propone continuar con la relación una vez aceptada su disculpa, dado que él se ha percatado de que ella es su media naranja, la mujer de su vida y no desea perderla. 

Deja de escribir. Se distancia del folio enderezando la cabeza. Revisa lo escrito; se siente satisfecho. Poco le queda por comentar, aparte del tema de la paternidad, que por el momento, no desea tocar. Piensa que con unas cartas sinceras y tiempo, ablandará el férreo corazón de la colombiana. Toma de nuevo el bolígrafo, escribe unas líneas más a fin de dar cuerpo a la misiva, retoca algunos detalles ortográficos –amén de los que no encuentra- y rubrica la carta con un trazo dalineano. Se levanta y dirige sus pasos al economato. 

-Compi, dame un sobre y un sello –solicita al economatero.

-Pero qué pasa, Filetes, ¿estás escribiendo a otra piba de la calle o qué?

-Pero qué coño me estás contando. Le escribo a la tronca, a la sudaca. Y además, ¿a ti qué cojones te va?

-Por lo de la estampita, File, por lo del sellito. Que de módulo a módulo no lleva, tronco –le responde el de atrás de la ventanuca algo mosqueado.

El Filetes se da una palmada en la frente.

-Coño, tienes razón, tron, no me había pispado. Esta mollera… nada, tío, perdona y de a buten.

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