Submitted by jorge on Tue, 13/11/2018 - 06:43
Se trataba de una consulta rutinaria de unos padres con su bebé de 19 meses en el pediatra de un Hospital de la Línea de la Concepción.
Sí, parecía como si el bebé tuviera unas verruguitas en la zona anal, algo sin importancia, aparentemente.
Pero cuando el Pediatra analizó con más detenimiento la zona percibió, además de las verruguitas que eran algo más que -itas ya que se trataba del Virus del Papiloma Humano (VPH), un desgarro en el ano que indicaban un problema de mucha mayor envergadura de lo que en un principio imaginó.
De inmediato se estableció un protocolo contra una posible agresión sexual, dándose aviso a la Policía que comenzó con la investigación, especialmente enfocada, al entorno familiar.
El tema era sencillo de resolver.
La Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (Ufam) de la Policía Nacional obligó a toda la familia a realizarse análisis de sangre hasta que uno de ellos dio positivo en el Virus del Papiloma Humano (VPH): el padre.
Aunque parezca increíble, el padre 40 años, violó a su hijo de 19 meses y lo infectó con dicho virus.
La madre desconocía el hecho.
Cuanto más escribimos sobre sucesos, sobre delitos, sobre temática penitenciaria, más nos sorprendemos y menos podemos entender y aceptar el comportamiento de ciertos individuos.
Aunque solo con pasearte por un patio de prisión puedes toparte con todo tipo de personas y delitos, desde los más inocentes, desde las más tontas meteduras de pata, hasta los más execrables como este que acabamos de narrar.
Visto lo visto, ¿qué pena puede imponer el Juez a este padre?, ¿y una vez este individuo salga de prisión tras cumplir su pena, no debería existir una Ley que a personas con este tipo de delitos se les impidiera volver a procrear a fin de impedir otra salvajada similar?
Todo es cuestión de legislar, pero creemos que el tema se lo merece.