Submitted by jorge on Mon, 05/11/2018 - 06:45
No es la primera ni la última vez que insistimos que, si bien en España pocos son los presos que quebrantan los permisos y no regresan a prisión después de disfrutarlos, los que huyen en los traslados de la prisión a una declaración en los Juzgados o a un examen médico en un Hospital o centro especializado, siempre utilizan el mismo método para huir y logran, ante la mirada atónita de los agentes de la Ley que los custodian, eludirlos.
Es el sistema que suele funcionar: en prisión, al interno se le comunica el día de salida a una declaración al Juzgado o a un examen médico al Hospital y, aunque esta comunicación suele hacerse el día anterior para evitar fugas, al momento el preso, utilizando su llamada diaria o a través del móvil de un compi, comunica a sus compinches en el exterior su traslado. Estos, el día en cuestión, vigilan la salida del furgón desde la prisión y lo siguen, o si conocen el Juzgado y/o Hospital donde va a ser trasladado, esperan en el lugar y, en el momento en que el preso desciende del furgón, los compinches actúan y lo liberan.
Si este sale solo y no cuenta con compis en el exterior, se aflojará las esposas en el furgón con una tapa de bolígrafo Bic y, cuando se encuentre caminando escoltado por los pasillos y entre la muchedumbre del Juzgado o del Hospital, dará un golpe a sus custodios y saldrá corriendo del lugar esquivando la gente.
En este caso, a la Guardia Civil se les ha escapado un preso muy peligroso condenado por secuestro y asesinato, Roberto Izquierdo, alias el Ruso, que el jueves pasado y cuando descendía del furgón de la Guardia Civil en el Hospital 12 de Octubre de Madrid proveniente de la cárcel de Valdemoro, salió corriendo en dirección a un BMW X5, de donde descendieron varios individuos que rociaron a los agentes con extintores y salieron huyendo del lugar con el Ruso.
Ahora se pide la colaboración ciudadana para localizar al Ruso, ya que cuenta con innumerables antecedentes penales y es el jefe de una banda, además de agredir con anterioridad a un funcionario de prisiones.
Si los agentes hubieran actuado con más cautela y hubieran previsto lo previsible, ahora no tendrían que pedir la colaboración ciudadana y desplegar un contingente de agentes por el territorio nacional para recuperar al detenido, que puede encontrarse en cualquier lugar del sur o centro de la península, lugares de actuación de la banda.