Submitted by jorge on Fri, 26/02/2021 - 06:26
Una historia triste de viernes y, además, que carece de relación directa con el mundo judicial, quizás sí, si el hecho hubiera ocurrido en España, Europa o en un país democrático.
En una noticia aparecida en el rotativo inglés, the Guardian, se asegura que en una investigación realizada en Qatar motivada por la construcción de los estadios e infraestructuras anexas para la celebración en dicho país del Mundial de Fútbol 2022, se ha comprobado que desde 2010, año en que comenzaron dichas obras, más de 6.500 trabajadores migrantes de países como Sri Lanka, Nepal, India, Pakistán y Bangladesh, han fallecido en dichas obras.
Y parece ser que estas cifras se obtuvieron por medio de los registros de estos 5 países, aunque no están incluidos el último trimestre de 2020 ni el primero de 2021, tampoco los trabajadores que no fueran nacionales de estos países, por lo que los keniatas, filipinos y los pertenecientes a otros países no se encuentran contabilizados en esta estadística, motivo por el cual el número de muertos podría ser mucho mayor.
La organización solo reconoce 37 muertos en toda esta década y la mayoría de dichas muertes son tratadas como “muertes naturales” por fallos respiratorios, por accidentes de tráfico, suicidios…, aunque el Gobierno Qatarí asegura que “el número de muertes es proporcionado al tamaño de la fuerza de trabajo migrante y que en las cifras se incluyen trabajadores que mueren por causas naturales después de vivir muchos años en el emirato”, y así, tan frescos lo sueltan, con un par.
Estas cifras de muertes en obras no nos extraña nada, ya que cuando vistamos Hong Kong y China en la década de los 90 y observamos los andamios de bambú de un solo cuerpo que rodeaban los rascacielos en las obras ahí existentes, pudimos imaginar la cantidad de trabajadores que se “despeñaban” de esas estructuras de bambú, como posteriormente nos confirmaron los nativos de la zona.
Claro que si está mortandad en obras hubiera ocurrido aquí o en nuestros alrededores, se hubiera organizado, con toda la razón del mundo, un parón general de proporciones descomunales, además de unas imputaciones judiciales sin precedentes, pero a ver quién va a levantar la voz en un emirato absolutista de esa índole.