Submitted by jorge on Tue, 19/07/2011 - 08:11
Martes, 19 de julio
Comienzo a conocerme, a intuir mis reacciones. Ayer, después de dar de cenar a la prole, no veía el momento de subir al chabolo y que nos chaparan. Parece mentira el síndrome que adquieres en el talego, y ya a los pocos meses de llegar. En lugar de querer permanecer en el patio después de la cena, a la fresca y charlando con los compis, una vez que subes, y a no ser que hagas visita al chabolo de algún vecino, cosa frecuente, estás deseando que chapen tu puerta para retirarte en tu soledad.
Hombre, esto no ocurre siempre. Lo de las visitas a las celdas de los amigotes mola mazo; en esos diez o quince minutos que dan los guardias entre la subida y el chape, pues que te digo, vas de visiteo: que a fumar un porro, a ver la última adquisición del compi de la 22, a que te enseñe las fotos de su piba, y así, siempre hay algún pretexto para hacer relaciones. Pero una vez llegas a tu celda, lo que mas deseas es que cierren, relajarte, no oír más tonterías, en fin, olvidarte del mundo para llorar en soledad tus penas, para leer, para ver la tele, para contarle dos chuminadas al compi, o simplemente, para tumbarte y soñar despierto sobre la vida que dejaste fuera.
Hoy deseaba que chaparan. Tenía algo pendiente que hacer, algo trascendental en esta mi nueva vida: tumbarme, coger el sobre, observarlo por lado y lado, abrirlo con delicadeza a fin de no dañar el papel, extraer la hoja u hojas y… leer con ansia.
Y así lo hice. ¡Qué cabrona! Ha perfumado el sobre. Primera erección, perdón, segunda, después de la que tuve en el momento de la recogida de la carta. También ha pintado unas flores. Extraigo una hoja, más perfumada aún que el sobre: tercera erección. Comienzo a leer: se me pone dura y ya no decae. Final de la carta: “Hasta pronto, papi”. Empiezo a mojar la sábana. Me toco: empapo la sábana. Le pido papel higiénico a mi compi para sonarme las narices.
-¡Jua, jua, jua, qué cabrón y cerdo que eres! –se descojona, al tiempo que se levanta, toma el papel, y sin mirarme, me lo extiende.