Miércoles, 24 de agosto

Mi compi de chabolo, el Edu, está acojonado con mi estado de ánimo, y por ello, anoche, decidió descorchar el cava. La semana anterior ya había filtrado y embotellado la chicha en un par de botellas de agua, pero hasta ayer no la habíamos catado. Nos jalamos media botella y…

Menuda tajada pillamos. Entre Edu, que lleva un par de años sin apenas probar el alcohol, salvo cuando algún compi pudiente encarga una botella de güisqui a un jicho para celebrar lo que haga falta, y yo, que ya voy para el medio año y aún si catar, nos cogimos un pedo, que esta mañana ni recuento ni hostias. Estiramos las patas fuera del colchón para que el ojo azul viera algo a través de la mirilla, y abrimos bien la ventana para airear los tufos alcohólicos. Cuando abrieron las celdas para bajada al patio, apenas nos arrastramos fuera del chabolo, deslizándonos escaleras abajo como espíritus. Y no te digo cómo he servido los cafeses del desayuno; más por fuera que en los cubiletes. La peña se ha pispao y no han parado de descojonarse.

Pero más de uno también quiere catar, y por ello, mi compi, ha organizado para esta noche, antes del chape, una ronda con los más próximos. Vendrán el Panamá, el sicario, los gallegos y el kurdo, que dice que no bebe pero probará, y alguno más que patiea habitualmente junto a nosotros o juega al dominó en nuestra mesa.

Esta tarde-noche nos reunimos durante esos quince o veinte minutos que tenemos entre subida y chape, y todos degustan la chicha, hasta los que pasan “por casualidad” por delante del chabolo. No falta un chupito de este güisqui taleguero para nadie.

El gallego, rememorando tiempos pasados, nos cuenta que en Carabanchel, en la galería 5ª, donde él se hospedaba junto a otros setecientos compis, celebraron su cumpleaños con una grana chichada. A la mañana siguiente, además del gran resacón, todos amanecieron con el cuerpo similar al de un brote de viruela, comidos por las chinches glotonas, que oliendo el alcohol dulce en sus sangres, se escurrieron de los huecos de la pared y se dieron un festín a bocao limpio.