Miércoles, 28 de septiembre 

Pues hoy se han llevado a Pedro de conducción, con dos cojones, y un permiso aprobado por el J.V.P. en la mano que no sabe ni dónde ni cuándo disfrutara. Si no lo veo no lo creo. 

Desde que estoy en este puto hueco veo cada cosa… si me lo hubieran contado cuando vivía mi vida normalizada de borrego ciego no hubiera dado crédito. Pero después de esto, de pasar por aquí…

Mañana pasan la película de Almodovar en el salón de actos del sociocultural. Jesús me ha aconsejado, que pida ir a enfermería por un dolor cualquiera. Y como por mi destino en el office los funcionarios del módulo ya confían en mí, me dejarán salir solo, como en ocasiones anteriores. Y de camino, y como nadie controla adonde me dirijo, me desvío al socio y ahí he de preguntar por uno de los destinos de biblioteca, Luis, que es compi de Jesús y al cual ya le ha puesto sobre aviso. Este le pedirá permiso a la funcionaria para que entre con él, y como ahí los tratan entre algodones, le dirán que sí, y una vez dentro, pues nada, a buscarse la vida, a buscar a Paula.

Una vez Jesús me ha puesto sobre aviso, hablo con el economatero de nuestro módulo, para que le de una nota al del economato central y que se la lleve a Paula a su módulo. Todo esto me lo organiza el Jesús: el cabrón tiene tentáculos en todas partes.

De inmediato escribo una nota a Paula, que hoy le entregarán, contándole mi plan y donde le explico, que ella, y una vez esté en mitad de la película, ha de pedir permiso para ir al aseo. Cuando la vea salir al tigre –Jesús me ha dicho  que desde la puerta de la biblioteca se ve el tigre- me dirigiré yo también ahí, pidiendo permiso a la funcionaria del módulo para ir a hacer mis necesidades.

Lo que ocurra después es ciencia ficción. En estas casas nunca se sabe; igual te sale bien la jugada como que terminas con tus huesos en el chopano. Pero estoy cachondo y me voy a arriesgar; necesito hembra. Además, Jesús lo ha organizado todo y pienso que puede cuajar.