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DIARIO DE UN PREVENTIVO

Martes, 8 de noviembre

Esta mañana, para animarme, salgo al poli. En las últimas ocasiones no me he encontrado con las niñas. Parece ser que les han cambiado el día de polideportivo, o sencillamente, salían solo a la piscinita de los cojones. Bueno, me importa un huevo, como veré a la Paula este jueves en el comienzo de curso de informática

Hoy compartimos poli con el 3, uno de los módulos de ruinas, de los duros. Formamos dos equipos de basket, el nuestro y el del 3. Solo con verlos frente a nosotros nos entra el canguelo, y no porque sean unas torres -salvo uno de ellos, los demás son más bien normalillos-, pero su presencia física –unos desdentados, otros tatuados, algún cachas-, sus movimientos y sus expresiones, delatan años de talego, pasotismo y dureza. El peor, sin embargo, es el armario, de dos metros de altura y ciento veinte kilos de peso, y que asesinó a sus padres en una riña hogareña de estas habituales, por un quítame allá esas pajas: veinte años del vellón, de los cuales lleva cumplidos once. Su mirada es oscura, penetrante e inquisidora.

Comienza el partido. Tratamos de hacerles frente con un mejor físico, con unos regates más rápidos y moviendo la pelota sin cesar, pero como decía mi abuela, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Con artimañas y argucias, nos roban el balón que acto seguido el armario encesta sin apenas pestañear. Ante la evidente catástrofe que se nos avecina, cercamos entre tres al mencionado mastodonte, hasta que cabreado cual jabalí rodeado por una jauría de perros, y de una manera taimada y apenas visible, nos arrea dos codazos en pleno ojo, que nos deja fuera de combate al Pipas y a mí. 

Cuando nos retiramos al vestuario a sanarnos el estropicio, observo como el menda, y por el rabillo del ojo, se descojona de nosotros, advirtiéndonos con la mirada, que en la próxima tomará otras medidas, que nos tiene vistos, en definitiva, que nos andemos con ojo. Ambos nos miramos, agachamos la cabeza y enfilamos el vestuario para refrescarnos la jeta, hinchada como la tenemos.

Mapa penitenciario

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