Submitted by jorge on Tue, 03/05/2011 - 08:30
Martes, 3 de mayo
Me he levantado mejor. Me acosté después del recuento. Ni libros, ni tele, ni leches. Así, que he dormido unas diez horas del tirón, hasta que llegó el jicho con el repiqueteo de las llaves anunciando el recuento matutino.
Hoy salimos al poli y me apunto de inmediato al squash. Me ha quedado gustando. Los dos etarras pillan la pista primero. Para mi sorpresa, uno de ellos sale a los quince minutos y me deja su puesto. Me extraña. No son dados a hacer favores ni a enrollarse con la peña. Me pongo a jugar y me da un repaso de mucho cuidado. Cuando terminamos le pregunto por su compi.
-Está enfermo –me responde sin opción al intercambio de palabras.
Regreso al módulo y me encuentro con el etarra recién llegado en la cola del economato. Nos saludamos. Aprovecho que los otros no merodean por la zona y comienzo a hablar con él. Tengo curiosidad de dar con uno que se abra. Y este parece que está dispuesto. Me comenta que a su compi le han diagnosticado la enfermedad del Crohn, parece ser que debido a la huelgas de hambre que ha llevado a cabo. Es una enfermedad intestinal que va deteriorando al enfermo hasta que acaba con él. Apenas se la han diagnosticado, pero por lo que cuentan los médicos, el deterioro se apreciará en poco tiempo. También me cuenta que está estudiando egiptología, y que cuando yo quiera, charlamos.
Me ha llamado la atención este vasco, porque por lo que me dijo Bach en su día, todos ellos se mantienen distantes del resto de los presos. Por cierto, y hablando de Bach, este fin de semana me hizo llegar una nota. Uno de sus machacas se la entregó en misa a uno de este módulo. En la nota me comenta, que sigue manteniendo la oferta de hacer el negocio con mis proveedores de afuera. Qué se mantendrá en contacto conmigo, y que si hablo con el colombiano de la calle, que le avise. Yo paso del rollo ese. Además, no me fio del Bach. Que le den.