Martes, 10 de abril

Por suerte no me encontré ayer con la Paula. Para tranquilizarla y con el fin de volver a mojar el jueves aunque sea en el tigre, envío otra instancia al subdirector de seguridad solicitando de nuevo el vis a vis íntimo con la suramericana, alegando todo lo alegable que se me ocurre. Se la entrego al jincho y le pido que me selle la copia; lo hace de mala manera.

El rollito de la biblioteca me mola. Tanto libro, tanta cultura, pues no sé que decir, te libera un rato del encierro, aunque no leas. Además, estamos todo el día dando vueltas, haciendo recados para los funcionarios, llevando periódicos y libros, y yendo a los diversos economatos a tomar café y a relacionarnos con la peña, bueno, con los que valen la pena, porque hay cada uno...

Hoy me han presentado en el economato del 2 a un kurdo. Es conocido del kurdo de mi módulo, aunque entre ambos no hay excesiva química. Este nuevo se llama Nejot Des, es kurdo turco, y le pillaron con ochenta kilos de caballo y no se cuantos cientos de miles de euros en billetes, de esos de 500€. Pero el tema del menda no termina aquí. Su padre fue un importante personaje turco que los Lobos Grises se encargaron de eliminar en un espectacular atentado con bomba lapa, y en el cual estaba previsto que también la palmara Nejot. Este escapó por lo pelos, pero el papá y el hermano se elevaron al cielo por la vía directa, sin pasar por el purgatorio, ni falta que les hacia. Además, como eran musulmanes, obviaron ese trámite para encontrarse directamente con Alá.

El caso es que Nejot tuvo que salir por patas de Turquía, y escogió como país de residencia España, buen puente de distribución de la heroína turca y afgana para algunos países europeos.

Aquí se forró a importar y a distribuir, hasta que la envidia y el mal trato que propinó a algunos paisanos propició que éstos se chivaran a los estupas de Hortaleza, con los que trabajaban mano a mano, y Nejot dio con sus huesos en prisión. Pero aquí no acabó la cosa.