Submitted by jorge on Thu, 22/10/2020 - 06:26
La Administración Española presiona a todos los sectores sociales a extremar las precauciones higiénicas para evitar los contagios de Coronavirus en bares, restaurantes, cines, iglesias y, en general, en todos los lugares, pero ella hace de su capa un sayo y aplica estas precauciones y restricciones cuando le conviene y, cuando no, mira hacia otro lado.
Véase el tema de los transportes públicos como el Metro, donde los pasajeros viajan como salchichas y nadie dice nada.
Y la última es que la Administración Penitenciaria hace otro tanto de los mismo y sino, pongamos como ejemplo el traslado de un preso ya contagiado por el Covid-19 y al que se le había hecho la prueba PCR con resultado positivo en la prisión de Soto del Real, Madrid V, a la prisión de Puerto III, Puerto de Santa María.
Le realizaron el test, dio positivo y sin hacer una segunda prueba, lo embarcaron en un autobús de la Guardia Civil junto a otros 10 Presos que llegaron el jueves pasado a Puerto III, repartiéndose todos en 5 módulos.
Los sindicatos de Funcionarios de Prisiones CSIF y ACAIP han puesto el grito en el cielo, dado que además del contagiado y sus 10 compañeros, éste estuvo en contacto con agentes de la Guardia Civil y Funcionarios de Prisiones y solo después de recibir la noticia, se realizó, en la cárcel de destino, el protocolo de aislamiento.
No es de extrañar esta situación, ya que el Centro Penitenciario de Soto del Real es el que mayor número de contagiados tiene de toda España y por lo que se encuentra confinado y aislado.
Nos parece de una irresponsabilidad y descaro descomunal, que la Administración Penitenciaria permita este tipo de actuaciones a sabiendas de los resultados que pueden conllevar.
Pero como lo realiza una de las Administraciones del Estado y no una empresa privada o un ciudadano, se permite, se tolera y se continúa llevando a cabo.