Submitted by jorge on Tue, 02/05/2017 - 06:24
Cuando la Justicia Norteamericana no pudo acabar por la vía habitual con Al Capone, fue el Fisco a instancias de dicha Justicia quien empezó a hurgar en sus cuentas y quien finamente lo llevó, por evasión de impuestos, a prisión.
Aquí está ocurriendo algo similar.
La Prostitución organizada a través de los prostíbulos es difícilmente controlable, qué decir erradicable, prácticamente imposible. Los clubes de prostitución cambian con facilidad de lugar, de dueño, de chicas, etc., además de tener en nómina a agentes de la Policía que por medio de pagos en dinero y especie, suelen soplar de primera mano y de manera inmediata cualquier intervención o redada que vaya a realizar la Policía en sus locales.
Pero en esta ocasión quien ha tomado la iniciativa ha sido, no solo la Policía especializada en la Redes de inmigración Ilegal, sino también los Mossos de Squadra, agentes de Hacienda y los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera que, todos a la una, intervinieron decenas de prostíbulos en gran parte de las ciudades de España al mismo tiempo y de manera coordinada para evitar filtraciones, y en busca de facturas y documentación que evidenciarán el fraude fiscal que cometen estas organizaciones de prostíbulos.
Dichas Agencias del Estado contaban con la información, no con las pruebas, de que ciertos servicios ofrecidos en dichos clubes –la prostitución, la entrada y las copas de las chicas-, solo se podían abonar en efectivo, además de los pagos con tarjeta, que eran redirigidos a una empresa vasca que manipulaba sus datáfonos y la información que estos daban a los bancos, por lo que los movimientos de dineros eran de complicado control.
Asimismo y a pesar de declarar pérdidas en muchos de estos negocios, la velocidad y habitualidad con que se realizaban los traspasos de los clubes provocaron las dudas de Hacienda sobre los verdaderos resultados económico de las mismas.
Un torpedo en toda regla por debajo de la línea de flotación del acorazado de la Prostitución en España.
Lo que no puede la Justicia pura y dura, lo logra con ayuda de Hacienda.