Submitted by jorge on Thu, 07/07/2016 - 06:48
Lo mismo me da que me da lo mismo que alguien sea juzgado en Indonesia, España o Colombia, porque salvando las distancias y las Leyes de cada lugar, los Jueces hacen de su capa un sayo y dictan la sentencia que más se adapta a su criterio, a sus ideales, a las circunstancias sociales o, en ocasiones, a las presiones económicas o de los círculos de poder.
En el caso de Óscar Pistorius, caso cercano a nosotros dado que de un primo segundo de alguien de este equipo se trata, volvemos a toparnos con la típica pantomima judicial motivada por la fama mundial que rodea al atleta olímpico.
En primera instancia, una Juez sudafricana, Thokozile Masipa, lo condena a 5 años por homicidio, dando por hecho que el imputado no trató de matar sino de defenderse, por lo que no se daba el agravante de premeditación. Ahora, después de que el Fiscal recurriera ante el Tribunal Supremo dicha sentencia y solicitara un mínimo de 15 años de cárcel por asesinato, este Gran Tribunal anuló la anterior sentencia y condena al atleta a 6 años de prisión –uno más que en la anterior ocasión-, pero en este caso por asesinato.
Es decir, tratan de no dañar en exceso el futuro de Pistorius añadiéndole solo un añito más a su pena y, por otro lado, contentar a la familia de la víctima reconociendo que hubo asesinato en lugar de homicidio, a la vez que les cuelgan las medallitas al Fiscal y al Abogado Defensor, el primero, por salirse con la suya en la motivación del crimen y, al segundo, por lograr una condena tan “suave” dada la petición fiscal de años a espuertas.
Menuda hipocresía y tremendo paripé planetario el que han organizado estos jueces surafricanos pa ná o pá ir de J-U-S-T-O-S.